En los momentos que todo parece normal, es cuando más duele.

Me sorprendo buscándote para preguntarte tu opinión.

Sigo esperando encontrarte cocinando al volver.

Paso las noches y los días y las noches y los días y las noches preguntándome ¿POR QUÉ?
El tiempo pesa, ya sea por el aire acumulado en mis pulmones o el rocío sobre mis hombros.
Quizá las lágrimas de plomo me hunden en el suelo al ritmo que crecen dolores de distintos colores.
Dame alas para volar.


No siento frío, pero estoy helada.


No es frío, es un vacío en mi interior que escarcha a mis pulmones y no me permite respirar. Cada exhalación es todo un reto, que se desvanece al despedirse.


No es frío. Es ausencia.



Mi corazón está nublado.
No le explicaron como funcionaba, pero necesitó poco tiempo para darse cuenta de que los verbos amar y agonizar son uno solo.
Invadida de agonía, atea rezaba para que sus huesos dejarán de clavarse en su piel.
Le dolía su presencia, pero le asfixiaba su ausencia.
No me mires. Pero.... no dejes de mirarme, nunca.

Ella solo podía esperar malas noticias. Sin embargo, la nada no estaba en sus planes, fue demasiado para ella.

El desinterés.
La ansiedad.
El desasosiego.
La desidia...

Jamás en tu pensamiento me encuentro. Quizá será porque mi mente está repleta de ti siempre.

¿Dónde me encuentro yo?





Pd: siento las entradas del blog anteriores, nunca fue ni será mi intención que este blog fuese un diario. Así que las eliminé, pero seguimos. Siempre he tenido muchas cosas en la cabeza y necesito más que nunca sacarlas de mí alma.
Si el Sol no me naciese de dentro quizá podría respirar de vez en cuando.

Siempre tiene que haber algo que ennegrezca mi sombra.
Me persigue.
La única forma de huir, el abandono.

Salvate. Salvame.

La pureza e inocencia de un pequeño chiquillo desearía que tuvieses. No conocieras nada de la tierra que perturba las almas.

Espina contra espina.
No necesitaría nada más.

Para emponzoñarte el alma yo soy suficiente.

Corre.

Oigo gritar a las flores...

Volver

El mundo no deja de girar a mi alrededor.
Todo lo tengo lleno de borradores. 
Mi vida es un borrador de que podría ser y no es.

¿Porqué lo que me hace sentir lo más cercano a la felicidad es lo que me puede hundir en lo más profundo de mi miseria?

Explicarme cómo las estrellas pueden seguir brillando.
Cuando yo a penas puedo respirar al imaginarme...

Brillaba, pero vuelve una tormenta de buitres sobre mi cabeza.
No puedo soportar más este tormento.

Si con solo imaginar. Entonces, ¿qué será de mi?

Quien me puede sostener tendrá las manos ocupadas con lo que no me deja respirar.